jueves, 11 de abril de 2019

HERMAN MELVILLE.

Resultado de imagen de herman melville
Conforme el libro avanza nos damos cuenta de que la lucha entre el capitán Ahab y la ballena blanca se torna en una lucha por la comprensión de este mundo. Yo me atrevo a proponer una explicación filosófica, ya analizada por E.M Forster: una lucha contra el mal, o un intento de abolir el mal del universo.  La ballena, símbolo del Mal, también puede ser símbolo del orden incomprensible que predica Kafka en sus novelas. Asimismo podemos ver en la ballena blanca una señal de nuestra propia incapacidad para comprender el universo. Pero en Ahab vemos un deseo de venganza, de transgredir el orden de las cosas establecido, un deseo de aniquilar la divinidad, de matar a Dios como Nietzsche. Parece que Ahab no perdona el hecho de haber perdido su pierna, y busca la venganza a toda costa, aunque eso signifique la muerte de toda su tripulación.A él y a Nathaniel Hawthorne, con quien compartió una atormentada amistad y con quien construyó el canon más solemne de la literatura del país. De Melville proceden, por emanación casi plotiniana, Nathaniel West, William Gaddis, buena parte de la concepción literaria de Faulkner, John Barth o Thomas Pynchon. Melville profundizó hasta la asfixia en las profundidades del fanatismo y la depresión. El hombre y la ballena están protegidos por la profesionalidad del ballenero, que lleva a la muerte del animal, pero protege el orden sagrado: “Cuando se arponea a la ballena, hay que seguir su rastro; cuando se hunde, hay que esperarla, y cuando emerge, hay que atacarla de nuevo”El hombre y la ballena están protegidos por la profesionalidad del ballenero, que lleva a la muerte del animal, pero protege el orden sagrado: “Cuando se arponea a la ballena, hay que seguir su rastro; cuando se hunde, hay que esperarla, y cuando emerge, hay que atacarla de nuevo”.

lunes, 8 de abril de 2019

PREMIO AL MEJOR PROFESOR.



El mejor profesor de 2019 es franciscano y tiene un club de ciencia en la Kenia más remota.

 PETER TABICHI.

Peter TabichiVestido de paisano,Tabichi, de 36 años, es el vencedor del Global Teacher Prize, el galardón que cada año desde 2014 entrega la fundación Varkey de Dubái, dotado con un millón de dólares que deben destinarse a fines educativos. "Quiero entregarle el premio a la comunidad", aseguró Tabichi con una sonrisa de anuncio que no abandonó en los tres días del Global Education & Skills Forum, al que este diario acudió invitado por la fundación, que cuenta con 55 colegios en Oriente Próximo.Tabichi, que dona a los pobres casi todo su sueldo, imparte clase en Keriko Secondary School, un colegio en Pwani, una aldea del valle del Rift tan mísera que el 95% de sus alumnos son pobres, a un tercio le falta el padre o la madre y los problemas de drogas, embarazos de adolescentes y suicidios están a la orden del día. Por eso sorprende tanto que sus estudiantes, de 11 a 16 años  algunos recorren siete kilómetros diarios para ir a la escuela.