AUTORES QUE PERTENECEN A ELLA.
incluye a figuras como John Dos Passos, Erskine Caldwell, William Faulkner, Ernest Hemingway, John Steinbeck, Sherwood Anderson y Francis Scott Fitzgerald. Durante una conversación cotidiana, Gertrude Stein, amiga íntima de Hemingway, le dice: «Sois todos de una generación perdida». Esta expresión fue popularizada por Ernest Hemingway en sus obras Fiesta y París era una fiesta. Algunos incluyen también y por diversas circunstancias a los escritores Ezra Pound, Djuna Barnes y Dorothy Parker.
QUIEN FUE F.SCOTT FITZERALGD.
Francis Scott Fitzgerald nació el 24 de
septiembre de 1896 en Saint Paul (Minnesota) y murió el 21 de diciembre
de 1940 en Beverly Hills (Los Ángeles), donde sobrevivía trabajando como
guionista de Hollywood y venciendo su adicción al alcohol. Tenía 44
años pero parecía un anciano. Con veinte años lo había tenido todo en
sus manos pero ya no le quedaba nada excepto terribles deudas, una mujer
loca y la convicción de que él y su proyecto literario había fracasado
estrepitosamente. La suya es una de las biografías más tristes de la
historia de la literatura, a la que brindó, sin tener tiempo para
recoger sus frutos, algunas de sus páginas más brillantes. “Todo buen
escritor nada por debajo del agua y aguanta la respiración”, le escribió
a su única hija, Frances Scott Fitzgerald . Por aquel entonces él ya
sabía que se había desmoronado antes de tiempo, pero que tenía la
obligación de seguir: “La prueba de una inteligencia de primera clase es
la capacidad para retener dos ideas opuestas en la mente al mismo
tiempo, y seguir conservando la capacidad de funcionar. Uno debería, por
ejemplo, ser capaz de ver que las cosas son irremediables y, sin
embargo, estar decidido a hacer que sean de otro modo”, escribió en su
testimonial El Crack up. GRAN GATSBY.

Jay Gatsby es el nuevo héroe del siglo XX, hecho a sí mismo sin demasiados escrúpulos. Es un fronterizo, un aventurero, pero también un romántico, alguien capaz de arriesgarse hasta las últimas consecuencias por ir detrás de un simple brillo. Y ese brillo es Daisy Buchanan, traslúcida como la ternura, bella como sus vestidos, su casa y su hijita, y tan aparentemente frágil como los diamantes. En medio del calor del verano derrama su mirada lánguida sobre un Gatsby que acaba de salir de las tinieblas con una deslumbrante mansión, buenos trajes, champán, coches, flores, con todo lo que hace juego con la risueña voz de Daisy "llena de dinero". Pero la distancia es abismal, una profunda herida, porque Daisy y su marido respiran un dinero tan antiguo como el fondo de los mares y no recién llegado como el de Gatsby. La novela se publicó en 1925, en el optimista y alegre corazón de la era del jazz, en que "un centenar de pares de zapatos de plata y oro levantaban un polvo luminoso". Desolada, irónica, poética, cruel, tierna y hermosa hasta lograr hacer de la frivolidad y de las enormes gafas del doctor T.J. Eckleburg dos trágicos referentes de la vida contemporánea. También Scott Fitzgerald tenía algo de su personaje. A los veinticinco años ya era un escritor de éxito y, sin embargo, se dejó devorar por la euforia del tiempo que le tocó vivir, por su mundo, por sus sueños. (En la imagen: Portada original de 'El gran Gatsby', publicada en 1925.







